Los museos de ciencia interactivos han proliferado enormemente durante los últimos veinte años en todo el mundo. Museos como el Exploratorium de San Francisco (USA) fueron importantes pioneros de esta nueva museografía. En estos centros, los visitantes encuentran atractivos y estimulantes módulos en los que pueden trabajar como verdaderos científicos, tomando contacto con la ciencia desde su aspecto clave: la experimentación. La presencia y contenidos de estas exposiciones están especialmente cuidados para ofrecer una experiencia plenamente atractiva al visitante, hasta el punto de que algunos de estos elementos acaban aportando una experiencia tan estética como científica o incluso quizá más estética que científica. Este artículo se aproxima a los rasgos que un museo de ciencias probablemente comparte con uno de arte.
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