Los agentes imperiales, oficiales, embajadores y comandanantes militares que representaban al emperador Carlos V en Italia, hicieron uso de su estado de Sacro Emperador romano y de los derechos que esto le daba a él y a ellos de intervenir en los estados italianos sobre los que él no regía directamente, para ayudar a establecer la hegemonía sobre Italia.
El ejemplo de Lucca, un estado pequeño que pidió la protección de Carlos como ciudad imperial, mientras resueltamente mantenía su independencia y trataba de evitar las demandas del emperador y de los agentes imperiales por las fuertes contribuciones financieras para el mantenimiento de la armada imperial en Italia, arroja luz sobre cómo esto fue hecho.
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