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Sustrato neural de los ritmos biológicos

  • Autores: Hugo Aréchiga Urtuzuástegui
  • Localización: Revista de neurología, ISSN 0210-0010, Vol. 36, Nº. 1, 2003, pág. 49
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • Introducción y desarrollo. Las diversas funciones corporales varían rítmicamente a lo largo del ciclo de 24 horas. Estos ritmos circadianos tienen rasgos fenomenológicos comunes y se generan mediante mecanismos celulares y moleculares también comunes. El ritmo fundamental se produce de manera endógena en marcapasos celulares situados en diversas regiones del organismo; las estructuras más conspicuas se encuentran en el sistema nervioso central y están dotadas de células individualmente capaces de generar la ritmicidad circadiana, de comunicarse entre sí y de enviar la señal rítmica de tiempo a otros elementos del sistema, que la transmiten hasta los órganos efectores de las funciones que acusan la modulación circadiana. La ritmicidad en las células marcapaso es producida por la acción de genes específicos, integrados en una doble red de retroalimentación negativa. La estructura de estos genes revela gran conservación filogenética. Los marcapasos circadianos, a su vez, son sincronizados por estímulos ambientales de naturaleza rítmica, de los cuales es la luz el mejor estudiado; pero también actúan otros, como los alimentos, e incluso algunos factores internos, productos de la actividad metabólica. Estas señales sincronizadoras llegan a los marcapasos circadianos mediante receptores y vías específicas. Se ha demostrado ya la función de algunos neurotransmisores en la acción sincronizadora. Conclusión. Es necesaria la integridad funcional de este complejo sistema biocronométrico para el mantenimiento de la salud. Su alteración induce trastornos y aumenta la vulnerabilidad a ciertas enfermedades.


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