El buen criterio es la esencia del liderazgo. A un líder se le juzga por el rendimiento de su organización, y ese rendimiento depende de las decisiones que tome dicho líder. Algunas de estas decisiones son de gran calado, como a quién elegir para los puestos clave, mientras que otras son menos relevantes, como, por ejemplo, cómo gestionar una introducción de producto o un cambio de política. Sea cual sea la relevancia de las decisiones, éstas exigen que el líder haga uso de todos los datos que estén a su disposición para determinar cuándo y cómo actuar. Los autores de este artículo entienden el buen criterio como un proceso que se desarrolla en el tiempo y que incluye tres áreas: las personas, la estrategia y la crisis. El éxito dependerá no sólo del momento en el que se toma la decisión, sino también de cómo gestione el líder el proceso en su conjunto.
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