F. Vivancos Matellano, S. Santiago Pérez, Rafael Merino Torres, Luis Fernando López Pájaro, Apolinar Rodríguez Albariño, Rafael del Río Villegas, J. Albares Tendero, F. J. Arpa Gutiérrez
INTRODUCCIÓN: Ante la evidencia clínica de temblor, los estudios neurofisiológicos ayudan a confirmarlo, a diferenciarlo de otros movimientos anormales y pueden aportar información clave sobre los distintos patrones tremóricos, orientando el diagnóstico diferencial, la fisiopatología e incluso la etiología del proceso.CASO CLÍNICO: Paciente de 68 años en estudio por sospecha de temblor ortostático primario incapacitante y progresivo, de 4 años de evolución, con antecedentes de DMID y exposición prolongada a disolventes. El estudio EMG-ENG convencional puso de manifiesto signos de polineuropatía sensitiva severa en MMII. Se realizó monitorización polimiográfica (8 derivaciones EMG) mediante una equipo ¿holter¿ que permitía libertad de movimientos para la realización de una secuencia de actos específicamente diseñados para la diferenciación de los tipos de temblor. Se practicó además un registro polimiográfico (14 derivaciones EMG), en soporte digital, siguiendo una nueva secuencia que incluía la sobrecarga en bipedestación de hasta 20 kg, así como el mantenimiento de distintas posturas, que pudieran modificar las características del temblor. Para discernir mínimas modificaciones posibles de la frecuencia del temblor, se realizó análisis espectral FFT.CONCLUSIÓN: En nuestro caso la identificación de un temblor posicional y de acción en miembros inferiores con una frecuencia de descarga de 3,5-4,5 Hz permitió inicialmente descartar la sospecha clínica de temblor ortostático primario. La ausencia de variación de frecuencia con la sobrecarga, así como la variación de la amplitud del temblor durante las distintas posiciones orientan hacia un origen central del temblor, y permiten descartar la neuropatía periférica como factor etiológico
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