El Estado modernizó el modelo social chileno siguiendo dos estrategias: el desarrollismo (1924-1973) y el llamado «Consenso de Washington» (1973-2008). Durante el primer período, el Estado impulsa las políticas sociales universales y la reforma agraria, aparte de construir la infraestructura económica e institucional. Tras el golpe de 1973 se desmantelan servicios públicos y se reprime el movimiento laboral. El rumbo se modera tras el fin de la dictadura en 1990, pero perdura la resistencia a la regulación estatal y el desequilibrio en perjuicio del trabajador. El modelo está cambiando ahora debido a la democratización y a la crisis mundial.
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