Los depósitos de estiércol ovicaprino, formados durante el Neolítico en cuevas y abrigos, pueden haber sufrido un proceso de mineralización tanto por la actuación antrópica a partir de la combustión como por procesos naturales como puede ser la oxidación de la materia orgánica. La alternancia de los procesos de combustión y mineralización natural suele provocar en los depósitos de estiércol la formación de una estructura interna caracterizada por la existencia de laminaciones cenicientas y sedimentos de color marrón limitadas por una fina capa de carbones.
Los procesos de quema del estiércol son realizados desde época Neolítica, siendo un tipo de actuación fácilmente reconocible en los yacimientos. Por el contrario, los depósitos de ovicápridos que han sufrido una lenta mineralización y pérdida de sus características morfológicas son difíciles de discernir de otros tipos de procesos de acumulación, sobre todo cuando éstos están desvinculado de las laminaciones cenicientas.
Un estudio microsedimentológico de estos depósitos, basándose en la identificación de la materia inorgánica, permite entender y conocer su proceso de formación.
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