Una situación de dificultad generalizada como la actual, en la que para muchas organizaciones está en juego la supervivencia, provoca profundos cambios en la configuración de funciones esenciales de gestión de las compañías. La estrategia y su planificación asociada no escapan a esta realidad, y sus características específicas y particularidades llevan a algunas organizaciones a cuestionar su validez y a eliminarlas prácticamente de su agenda. El autor de este artículo analiza el impacto concreto de las situaciones de crisis en estas funciones y propone algunos ajustes para que la estrategia y la planificación sigan sirviendo en las organizaciones.
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