El Mediterráneo constituye un lugar de encuentro privilegiado para las llamadas «músicas del mundo», ya que las tradiciones musicales de los pueblos que lo habitan siempre han estado en contacto por razones históricas. En este sentido, el papel de las grandes religiones monoteístas ha resultado fundamental. Así pues, en un marco tan proclive al diálogo entre civilizaciones, el Festival de Fez de Músicas Sagradas del Mundo representa un lugar de encuentro único en el mundo arabomusulmán que, poco a poco, se ha abierto a las grandes corrientes religiosas y espirituales del mundo para acoger a artistas de tradiciones muy diferentes, que pueden compartir y fusionar estilos, culturas y sensibilidades con el fin de convertir el festival en un «laboratorio» de experimentación de vida en común.
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