La montaña, medio ambiente biológicamente insular, albergó durante mucho tiempo sociedades agro-pastorales que practicaban la transhumancia utilizando grandes espacios y creando paisajes agro-pastorales, sociedades de estructura muy estereotipada en bajas y medianas alturas. El tipo de gestión comunitaria de los espacios indivisos han dado lugar a inventos sociales y jurídicos notables. Este episodio histórico se termina. Una diversificación de los modos de utilización y de frecuentación de éstos espacios abandonados ha empezado ; esto se aplica también a las grandes alturas en montañas como los Pirineos. Se proponen aquí algunas vías de reflexión entre la ecología y la antropología. En ellas se definen las montañas vascas y los Pirineos como un campo experimental.
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