Un recorrido por las actas de los amojonamientos entre municipios, en este caso de la villa arratiana de Villaro, actualmente Areatza, nos sirve para recordar una costumbre tradicional de nuestros municipios, recuperara antiguos topónimos y analizar el proceso de denegación de algunos de ellos a través de los siglos. Por otro lado, nos ponen en evidencia otro aspecto dentro del secular antagonismo entre villas y anteiglesias vizcainas. Los mojones suponen ya en su origen una "separación" entre demarcaciones y su desaparición, cambio o modificación fue origen de interminables pleitos tras los cuales se canalizaban otro tipo de diferencias ya fueran vecinales, legislativas, políticas o culturales.
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