Las mínimas estructuras que se sostenían a duras penas en Haití cayeron con el terremoto. La mayoría de la población, ya de por sí muy vulnerable a causa de la pobreza extrema y del hambre, ha quedado a la intemperie, abocada a la más dura supervivencia. Los organismos internacionales y los Estados que están aportando ayuda deben hacer un esfuerzo compartido para recomponer el país con visión de futuro.
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