Las transferencias han sido el eje fundamental sobre el que ha girado la financiación autonómica desde sus inicios.
Aunque la financiación con cargo a este instrumento resultaba lógica durante los primeros años del proceso de descentralización autonómica, su protagonismo se ha mantenido e incluso incrementado en los posteriores modelos de financiación.
Para los años comprendidos entre 1986 y 1998 el porcentaje de los recursos proporcionados por el Estado en relación con la Financiación Total de las Comunidades Autónomas de Régimen Común ha oscilado entre el 85.27% que se alcanza en 1991 y que pone fin a una tendencia decreciente que se inicia en 1988, y el 98.74% que se alcanza en 1987.
Además es significativa la dirección ascendente que se inicia a partir de 1992 que ha dado lugar a una excesiva dependencia financiera de las Comunidades Autónomas de Régimen Común.
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