(I) Desde la separación estricta de ética y derecho, la Rechtslehre kantiana sostiene que es la ética la que exige al sujeto que haga suya la máxima de actuar conforme al derecho. En la misma línea defiende J. F. Kervégan que los sujetos habríamos de reconocer como un deber ético el respeto a las normas jurídicas, sin que esto quiera decir que el derecho dependa de la ética, pues en estricto derecho no podría tenerse a la intención de conciencia como móvil de la acción justa. Lo que el derecho regula y juzga son las acciones exteriores, y también el móvil tiene que es el poder coercitivo, que el derecho, a diferencia de la ética, tiene la facultad de imponer a la sociedad a fin de que cada miembro de ella en su acción externa evite por su propio interés perjudicar la libertad de cualquier otro. Por esta unicidad del móvil sostiene Kant que derecho y facultad de coaccionar significan una y la misma cosa. (II) El formalismo de su planteamiento impide a Kant entrar en la complejidad del entramado de derechos y deberes, de bienes y cargas, que hace de la justicia distributiva el verdadero objeto del arte jurídico. Y por su externalización estricta del derecho reduce al jurista a la observancia de los textos, ignora el procedimiento de la controversia judicial, excluye la equidad como ajena al derecho, y convierte al derecho en el gendarme de la moral (Michel Villey). (III) En cuanto a la intención interior, una cosa es que las leyes no puedan motivar el albedrío por la conciencia de la obligación, y otra que si derecho y coacción significaran lo mismo no habría diferencia entre cumplir la ley para evitar el castigo o eludir el castigo burlando la ley �opción ésta que a muchos resultaría más provechosa, dado que el poder del Estado es incapaz de vigilar en cada momento a cada sujeto, y que los vigilantes mismos necesitan ser vigilados, ad infinitum. Tras una breve alusión a los conocidos argumentos de Platón, Hobbes y Montesquieu sobre la obediencia voluntaria como el otro móvil del derecho, no menos necesario que la coerción, se recuerda que también el profesor Kervégan ha defendido en otro contexto que un orden jurídico cualquiera tiene dos componentes irreductibles entre sí: el sistema de normas que define lo que debe ser y la decisión que conforma el ser al deber-ser. (IV) Finalmente, en el derecho interestatal no puede Kant invocar la facultad de coaccionar, que deja de significar lo mismo que �derecho� porque, al no haber ninguna fuerza superior a la soberanía de los Estados, el pacto durará hasta que alguno de ellos lo incumpla por su libre y soberana decisión.
(I) From a firm distinction between ethics and right, the Kantian Rechtslehre holds that the demand to adopt the maxim to act according to the right is an ethical demand. Also J.F. Kervégan defends that individuals should recognize the ethical obligation to respect juridical rules, but this does not mean that right depends on ethics, because, in strict right, internal disposition or intention could not be considered as motive for the rightful action. Law regulates and judges the external actions and also the motive has to be external as it is external the coercion that right �but not ethics- can impose on society so that each member of it, for his own interest, does not damage in his external agency any other member�s freedom. Because of this only one motive, Kant declares that right and coercion�s capacity signify the same thing. (II) His formalist position stops him to go into the complex network of rights and duties, of advantages and burdens, which makes distributive justice the true subject of juridical art. Moreover, because of the strict externals of the law Kant is unaware of the juridical controversy, reduces the jurist to the observance of texts, ejects the equity as not right�s own, and risks to transform the right in the gendarme of morals (M. Villey). (III) With regard to intention, one thing is that in strict law the internal disposition can not be deemed as the motive, and other thing is that if law and coercion�s capacity signify the same thing, there is no difference between obeing the law to avoide the punishment, or avoiding the punishment in breaking the law; then, the last option would be profitable for too many people, since (1) the coercion power is not able to survey in every moment each individual, and (2) the watchmen themselves need to be watched over and so on. After a short mention of the well known Plato, Hobbes and Montesquieu�s arguments about the voluntary obedience as the other motive of the strict right, not less necessary than coercion, we remember that J. F. Kervégan also defended in another context that any juridical order has two irreducible le système des normes générales qui définissent ce qui doit être, et la décision qui conforme l�être au devoir-être. (IV) Finally, in the interstates right, Kant can not maintain that right and capacity of coercion mean the same thing, because there is not any force over the sovereignty of the States, and therefore the contract will last till one of them breaks it by its free and sovereign decision.
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