Introducción: En la actualidad, un varón vasectomizado que desee descendencia (al margen de la adopción y de la inseminación con semen de dador anónimo) sólo tiene 2 opciones para intentar reproducirse con su propia carga genética: a) recurrir a técnicas de reproducción asistida (TRA) para realizar una microinyección espermática intraovocitaria (ICSI) con espermatozoides extraídos del testículo del varón (TESE), que da una media de resultados de fertilizaciones por ciclo del 27,8%, y b) la microcirugía clásica, que pretende revertir la situación mediante una vasovasostomía, realizada generalmente en medio hospitalario y bajo anestesia general, con unos resultados del 85,4% de media en cuanto a presencia de espermatozoides en semen y del 46% de embarazos obtenidos. En caso de fracaso de esta técnica sólo quedaría como alternativa recurrir a la anterior.
Nos llamaba desagradablemente la atención que, siendo el portador del problema el varón, que se sometió voluntariamente a una cirugía de esterilización, recayera casi toda la agresividad de la técnica en la mujer (hiperestimulación ovárica, punción bajo anestesia general, transferencia embrionaria, efectos de los tratamientos hormonales, etc.). Por otro lado, ante ese casi 20% de fracasos ante microcirugía, sólo nos quedaba ofrecer al varón una nueva agresión de sus testículos para obtener espermatozoides y utilizarlos para intentar TRA.
Material y métodos: Por ello, diseñamos un programa en el que pretendíamos: a) simplificar el acto de la microcirugía convirtiéndola en técnica ambulatoria y bajo anestesia local. Además, modificamos la técnica quirúrgica simplificándola mediante la técnica del biplano sencillo, ya publicada por este autor, y b) incluir en el mismo acto quirúrgico una extracción de espermatozoides testiculares (TESE) para criopreservación y eventual utilización posterior en caso de fracaso de la microcirugía.
Se atendieron 48 parejas, a cuyos varones se practicó dicha cirugía, y fueron controlados y revisados en el postoperatorio mediante seminogramas sucesivos, a la espera de eventuales embarazos. En caso de no acontecer éstos, pero habiendo evidencia de espermatozoides en semen se realizaron TRA con espermatozoides obtenidos de ese semen, y en caso de azoospermia se realizaron dichas técnicas con los espermatozoides criopreservados que se obtuvieron previamente.
Resultados: Nuestros resultados, en cuanto a presencia de espermatozoides en semen, fueron del 85,5%. La tasa de embarazos espontáneos fue del 45,8%. Si a estos embarazos espontáneos se suman todos los obtenidos mediante las TRA que permitieron la obtención de espermatozoides congelados, como los obtenidos utilizando el semen de nuestros pacientes que no habían tenido un embarazo espontáneo, tanto mediante inseminación intraconyugal como mediante ICSI, que fueron un 12,5%, obtenemos unos resultados totales de embarazos de un 58,3%, lo que supera de forma significativa todo lo publicado anteriormente.
Conclusiones: Por ello, propugnamos que ante un varón vasectomizado con deseos de descendencia, la técnica a indicar con preferencia sería la reversión microquirúrgica de la vasectomía con criopreservación sistemática de espermatozoides testiculares.
Introduction: At the present time, a vasectomised man who wishes to have children (besides through adoption and insemination with the semen of an anonymous donor), only has two options to attempt reproduction using his own genetic load: a) to resort to assisted reproduction techniques, by performing an intracytoplasmic sperm injection (ICSI) with sperm extracted from the man's testicle (TESE), which results in an average fertilization percentage per cycle of 27.8%; and b) classic microsurgery, where the aim is to reverse the condition by means of vasovasostomy, is generally performed in a hospital environment and under general anaesthesia, with an average result of 85.4% in relation to the presence of sperm in semen and 46% of pregnancies achieved. If this technique fails, the only alternative would be to resort to the previous technique.
Unfortunately, we found that when the bearer of the problem is the man, who voluntarily undergoes male sterilization surgery, it is the woman who suffers almost all the aggressiveness of the technique (ovarian hyperstimulation, puncture under general anaesthesia, embryo transfer, effects of the hormone therapy�).
On the other hand, in view of this almost 20% of microsurgical failures, our last option would have been to offer the man further aggression on his testicles to obtain sperm and to use it to attempt assisted reproduction techniques.
Material and methods: For this reason, we have designed a programme through which we aim: a) to simplify the act of microsurgery by converting it into an ambulatory technique performed under local anaesthesia. Furthermore, we have modified the surgical technique by simplifying it using the Simple Biplane Technique, already published by this author; and b) to include the extraction of testicular sperm (TESE) in the same surgical act, for cryopreservation and possible subsequent use if the microsurgery fails.
Forty-eight couples were treated, where the men underwent the surgery and were monitored and checked after the surgery by means of successive seminograms, pending possible pregnancies. If these did not occur, but there was evidence of spermatozoa in the semen, assisted reproduction techniques were applied using the spermatozoa obtained from that semen, and in the case of azoospermia, we applied the techniques using the cryopreserved spermatozoa that we had obtained previously.
Results: Our results in relation to the presence of spermatozoa in semen were 85.5%. The rate of spontaneous pregnancies was 45.8%. If to the aforesaid rate, we add all the pregnancies obtained by means of assisted reproduction techniques that allowed frozen spermatozoa to be obtained and those obtained using the semen of our patients who did not achieve spontaneous pregnancies through intrauterine insemination or ICSI, which were 12.5%, our total pregnancies were 58.3%, which significantly exceeds all previous publications.
Conclusions: It is for this reason that we advocate that if a vasectomised man wishes to have children, the technique we would recommend would preferably be microsurgical reversal vasectomy with systematic cryopreservation of testicular sperm.
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