Finalizada la guerra de la Convención Bizkaia queda sumida en la pobreza. Los campesinos se endeudan e hipotecan sus haciendas que pasan a manos de los notables. Ladrones y maleantes proliferan por todo el país. Para atajar el mal don Francisco de Aranguren y Sobrado, Consultor perpetuo del Señorío presenta en 1799, en las Juntas de Merindades, el Reglamento de la Ordenanza Criminal. Aprobado por unanimidad, la dureza de sus penas no consiguieron solucionar los problemas sino que por el contrario tendieron a agravarlos
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