Paradiso y el Tiempo perdido pueden ser consideradas ambas como bildungsromans, es decir, novelas de aprendizaje. Ambas obras narran la historia de dos jóvenes desde el nacimiento -incluso antes, en el caso de José Cemí- hasta la madurez. En Proust el protagonista llega más lejos en la línea temporal, mientras que la obra de Lezama concluye con la muerte de Oppiano Licario, quien pasa el testigo a José Cemí en un ritual de madurez. Los autores ofrecen un recorrido por la infancia, adolescencia y juventud de sus protagonistas, sus encuentros, sus experiencias, sus referentes y sus mentores.
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