Si la Administración Bush fue acusada de abandonar su �patio trasero� tras los atentados del 11-S, a pesar de unos prometedores comienzos que apuntaban a una estrecha relación con América Latina, Barack Obama parece más preocupado por la economía y Afganistán que por el hemisferio sur. Sin embargo, algunas acciones y varios proyectos podrían dar un impulso a una relación que no hay que olvidar es bidireccional. Los Estados latinoamericanos deben también aportar su parte de responsabilidad si quieren revitalizar la relación, de la que ambos saldrían beneficiados.
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