Valerio Cortés del Rey pertenecía a la pequeña nobleza de la ciudad de Zaragoza. Arribó al Nuevo Mundo en 1621 y ascendió con notable celeridad todos los peldaños de la sociedad. Mientras trabajaba de barretero, guardaminas, ensayador, prestamista, etcétera, adquirió numerosos bienes y propiedades situadas en la frontera norte de la provincia de Santa Bárbara. En la cúspide del éxito, logró un mayorazgo que estuvo en manos de sus descendientes hasta el siglo XIX. La biografía de Valerio Cortés del Rey es una muestra de la gran movilidad social al alcance de los peninsulares que se aventuraban a hacer fortuna en la gobernación de la Nueva Vizcaya.
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