La elevación de las cifras de presión arterial (PA) constituye un motivo de consulta frecuente en los servicios de urgencias. Es importante tener en cuenta que esta elevación por si sola no define si se trata de una urgencia o de una emergencia, sino el cuadro que acompaña a dicha elevación, por lo que es primordial diferenciar, de entrada, ambas situaciones. La emergencia hipertensiva se caracteriza por la existencia de una lesión aguda evidente de órgano diana, y que se presenta en forma de la encefalopatía hipertensiva, hemorragia intracraneal, síndrome coronario agudo, insuficiencia cardiaca con edema agudo de pulmón, disección de aorta, eclampsia-preeclampsia o hipertensión acelerada. Requiere una reducción inmediata aunque no brusca de las cifras de PA por vía parenteral. En contraposición, la urgencia hipertensiva es aquel cuadro caracterizado por un aumento severo de las cifras de PA sin evidencia de lesión aguda o progresiva de órgano diana y que require una reducción progresiva de dichas cifras en el plazo de 24 horas a varios días con fármacos administrados por vía oral. Existe un gran número de fármacos para el manejo de esta patología, y no se ha demostrado de forma fehaciente que un fármaco, ya sea parenteral o no, sea mejor que otro para reducir las cifras de PA. Sin embargo, en función del cuadro acompañante y de las características individuales de cada paciente, se pueden hacer recomendaciones particulares, como se muestra en la presente revisión. [Emergencias 2010;22:209-219]
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