Las islas -sus formas caprichosas- siempre han avivado la imaginación de los autores de relatos con alguna pizca de fantasía. Quizá la razón se encuentre en su dimensión confortable, abarcable siquiera desde la lejanía, para la vista del ser humano. Recurramos al ejemplo de Antoine de Saint Exupéry, que se sirvió de su Principito para dar rienda suelta a sus propias fabulaciones. La silueta de aquella isla panzuda, en la que tantas veces recreó su vista en sus recorridos por Península Valdés durante su estancia en la Patagonia, acabó convertida en una serpiente boa que había engullido un elefante. Si el Principito contemplase la silueta de Sri Lanka nos hablaría, probablemente, de una lágrima que cayó del Subcontinente Indio para posarse en las aguas del Índico.
Muchos itinerarios de enlace entre Europa y Sri Lanka emplean como estaciones intermedias de tránsito los aeropuertos de la Península Arábiga. El viajero que se detenga en Dubai o en Doha acabará por acostumbrar su retina al ocre monocromo de los desolados paisajes de la ruta del petrodólar. No es de extrañar que el primer contacto visual, todavía desde el aire, con la exhuberancia del paisaje de Ceilán provoque un impacto emocional extraordinario. Domina el territorio insular un paisaje de belleza extraordinaria, engalanado por el milenario adorno de la jungla primaria. No en vano el nombre de Sri Lanka -cuya primera referencia documental se encuentra en el relato épico de Ramayana- significa en sánscrito, "isla resplandeciente". El avión, que ha transitado envuelto en el monótono runrún que provoca una atmósfera invariablemente estable, nos advierte del cambio cuando se aproxima a Colombo, al verse involucrado en una tormenta que provoca una súbita pérdida de altura que saca al viajero, violentamente, de su ensimismamiento. Entre los destellos de una feroz tormenta, que refleja iracundos relámpagos en el ala del avión, el visitante descubre un paisaje soberbio, matizado por un manto forestal de un refulgente color verde. Sri Lanka se muestra, a vista de pájaro, como una enorme lágrima esmeralda.
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