La evolución demográfica es un factor que necesariamente ha de tenerse en cuenta para el diseño de las políticas sociales y para las futuras reformas en el sistema de pensiones y, muy especialmente, respecto de la jubilación. La adaptación al nuevo contexto demo- gráfico no necesariamente ha de significar una reducción del nivel de protección en pen- siones hasta ahora alcanzado.
Los costes que generará el mayor envejecimiento de la población no se corresponderán solamente con un mayor gasto en pensiones, sino también con el mayor gasto que se genere en el orden sanitario, farmacéutico, de dependencia, etc.
Una mayor tasa de actividad, así como el incremento de la productividad, pueden llegar a neutralizar en parte las variables que inciden sobre el mayor gasto en protección social.
La utilización de otros mecanismos de protección para complementar las pensiones públicas, que pueden introducirse a través de la negociación colectiva, puede contribuir al mantenimiento o a una mayor aproximación al nivel de ingresos alcanzado en la situación de activo.
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