Las poblaciones europeas están envejeciendo. En este artículo se muestra que los indicadores de envejecimiento permiten distinguir entre una parte tendencial, de largo plazo, atribuible al alargamiento de la vida media, y una parte residual, debida al resto de factores, pero que principalmente refleja los cambios en la fecundidad. El envejecimiento tendencial puede ser eficazmente contrarrestado con un ajuste progresivo de la ‘edad umbral’ y, en particular, de la edad de jubilación, lo que se ve además facilitado por la mejora de la salud de los ancianos, su creciente nivel de formación y la transformación del mercado de trabajo, hoy primordialmente intelectual en lugar de físico.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados