La globalización es un fenómeno complejo y contradictorio de efectos tanto deseables como indeseables. Por ello, las opiniones sobre la forma de encarar los desafíos de la globalización son muy diversas. Sin embargo, la socialdemocracia no debe lamentar la globalización, sino reconocer las nuevas posibilidades que brinda para generar crecimiento, bienestar y justicia social. La socialdemocracia se caracteriza por defender los mismos principios de solidaridad y justicia en nuestra propia sociedad como en el resto de Europa y el mundo. Así que algunos de los efectos de la globalización replantean la actualidad de los grandes objetivos clásicos del socialismo: democracia y derechos humanos, sistemas de bienestar social sostenibles, distribución justa de los recursos, solidaridad e internacionalismo
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