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Retrasplante

  • Autores: Roberto Marcén Letosa, Ana Fernández, Milagros Fernández Lucas, José Luis Teruel Briones, Isabel Pérez Flores, Ana I. Sánchez Fructuoso
  • Localización: Nefrología: publicación oficial de la Sociedad Española de Nefrología, ISSN 0211-6995, Vol. 29, Nº. Extra 1, 2009, págs. 62-71
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • A pesar de los avances en el tratamiento inmunosupresor y en los cuidados del enfermo trasplantado, a los tres años del trasplante el 20-30% de los receptores habrán perdido el injerto y la pérdida continuará a razón de un 2-4% anual. Estos enfermos de nuevo se incluyen en programas de diálisis, y constituyen entre el 4 y 10% de los enfermos admitidos anualmente para tratamiento dialítico.

      De ellos, el 40-60% según las series se incluyen en lista de espera para un segundo trasplante, lo que origina un aumento del número de enfermos en espera de trasplante y plantea el dilema sobre los derechos a trasplantarse en los programas basados en donantes cadáver. Como característica importante, los enfermos en espera de un segundo o tercer trasplante con frecuencia tienen anticuerpos circulantes frente a los antígenos HLA.

      El retrasplante constituye la mejor forma de tratamiento de la insuficiencia renal crónica (IRC), y los resultados de la supervivencia del injerto se acercan a los del primer trasplante, a pesar de ser considerados enfermos de alto riesgo. También mejora la supervivencia del enfermo respecto a aquel que permanece en lista de espera. Los grupos más favorecidos por el retrasplante son los enfermos en que la diabetes tipo I fue la causa del fallo renal y el grupo de edad entre 18 y 50 años (evidencia C).

      A pesar de las ventajas terapéuticas del retrasplante, el porcentaje de enfermos que se somete a un segundo trasplante permanece estacionario, posiblemente por la aplicación de criterios más amplios en cuanto a la aceptación de candidatos a trasplantarse (evidencia B).

      En el segundo trasplante, se pueden repetir los antígenos HLA-AB no compartidos si el receptor no ha desarrollado anticuerpos específicos. La prueba cruzada reciente e histórica debe ser negativa. Las pautas de inmunosupresión a utilizar son las mismas que en el primer trasplante. Complicaciones asociadas a la inmunosupresión, como la enfermedad linfoproliferativa y la nefropatía por el virus BK, así como las glomerulopatías recidivantes, no son contraindicaciones para el retrasplante (evidencia C).


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