Los profesionales de la prevención de riesgos laborales debemos lograr que las organizaciones, para las que trabajamos, se enfrenten al desafío de descubrir cómo reemplazar la actual cultura de seguridad reactiva, basada en el cumplimiento legal por obligación, por otra que sea preventiva proactiva, en la que el cumplimento se rija por la convicción, asumiendo como valor estratégico el producir con seguridd. Para alcanzar el éxito, ésta será la premisa que marque el inicio hacia la transición. Un cambio cultural, como el que buscamos requiere estrategias no convencionales, en donde lo emocional juega un papel determinante. Se trata de incorporar en nuestro sistema preventivo los valores y principios del "código humano: ver-sentir-compartir" que influyen de manera contundente en la adhesión e identificación de cada integrante de la organización con la estrategia preventiva, en la participación y en la apuesta por mantener, con sus acciones, un lugar de trabajo libre de accidentes, de forma sotenida.
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