Se ha escrito que el Oberstleutnant Wilhelm Ritter von Thoma, negativamente impresionado por la ausencia de material de artillería entre los alumnos de las academias de oficiales provisionales de Infantería -cuyos instructores alemanes estaban bajo su mando- puesto de relieve durante unos ejercicios interarmas con las Academias de Artillería, Ingenieros y Guerra Química, efectuados en Cabezón de Pisuerga (Valladolid) entre el 1 y el 10 de enero de 1938, decidió por su cuenta pedir a Alemania una partida de piezas artilleras con el exclusivo propósito de emplearlas en tareas de instrucción.
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