El ser humano, hombre o mujer, siempre vive por encima de sus realidades, vive en el amplio territorio de la posibilidad; lanzado por un deseo que no acaba nunca, por un deseo irrealizable, navega hacia un horizonte que no sabe que puede alcanzar. El deseo del logro, y quizá el deseo de poder (¡si es que no se trata del mismo deseo!) es lo más esencial de la avidez del ser humano.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados