¿Por qué el poder se nombra en singular? Probablemente encontremos una respuesta doble y complementaria: subjetivamente experimentamos los efectos del poder siempre de manera idéntica, como dominación; y objetivamente el poder parece necesitar manifestarse como uno para ser realmente poder. Cuando Homero hace afirmar a Odisea que es preferible estar bajo el yugo de uno que bajo el de muchos, dado que el poder es malo y multiplicado sólo podría ser peor, en realidad se equivocaba: el poder de muchos es menos sólido que el de uno solo. Un poder multiplicado, o diseminado no es el poder, bien lo sabían quienes han pensado en él, desde Etienne de la Boétie -como paradigma de una, acaso declamatoria, crítica del sometimiento voluntario a a voluntad de uno- a Montesquieu, como teórico de la división de poderes.
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