Leonor de Castilla, mujer del rey de Navarra, sembró las pepitas de una naranja en 1421. Más tarde Catalina, la mujer del rey de Navarra en 1499 mandó cinco naranjos a la mujer del rey de Francia, y éstos pasaron más tarde a manos del Condestable de Bourbon. Este pierde sus posesiones al traicionar al rey y los naranjos pasan a pertenecer al rey catalogándose como "Gran Condestable". El naranjo murió en Versalles en 1894
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