La heterogeneidad social relativa que caracterizo la sustitución de los europeos por la población argelina, inicialmente poco diferenciada, dio pronto paso, en los años setenta, a una estratificación determinada por cambios estructurales de la economía urbana: extensión del trabajo asalariado, ascenso de la burguesía... A finales de los años ochenta, la "desasalarización" y la liberalización bosquejaron oposiciones sociales y desigualdades que tienden a la fractura. Estas desigualdades marcan profundamente las modalidades de acceso a la vivienda y al suelo urbano, determinando una segregación social cada vez mas acusada.
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