La hipertensión intracraneal aguda es un síndrome con múltiples etiologías cuyo diagnóstico y tratamiento deben realizarse de forma urgente para salvar la vida del paciente y evitar el desarrollo de importantes discapacidades. La instauración de este síndrome se debe al aumento de los volúmenes �y, a su vez, de las presiones� de los contenidos intracraneales, bien por aumento de los componentes fisiológicos, que son la sangre, el líquido cefalorraquídeo y el parénquima cerebral, bien por la aparición de un volumen agregado en forma de masa. El edema cerebral subyacente en esta patología puede ser de varios tipos: citotóxico, vasogénico, intersticial o hidrostático. El aumento de la presión intracraneal condiciona la disminución de la presión de perfusión cerebral, lo que genera un círculo vicioso, debido a la isquemia cerebral resultante, que aumenta progresivamente el volumen sanguíneo cerebral, por disminución de las resistencias, y que acaba por seguir aumentando asimismo la presión intracraneal. En función de la etiología se realizará el tratamiento, que requerirá generalmente de una mezcla de actuaciones médicas y quirúrgicas. El manejo del paciente suele llevarse a cabo en unidades de neurocríticos, y precisa de una monitorización de la presión intracraneal para la supervisión del tratamiento. Será también determinante, para la viabilidad del paciente, la corrección de todas las alteraciones de la homeosta
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