Introducida tardíamente en el sistema español de formación de residentes, la figura del tutor ha sido desarrollada por la Nueva Ley de Especialidades. También sus funciones, parte de cuyo desarrollo ha quedado en manos de las administraciones autonómicas. Las funciones del tutor se engloban en seis apartados: planificar la actividad formativa, recibir a los nuevos residentes, proponer los planes individuales de formación, ser el referente del residente, promover su participación en actividades docentes y de investigación, y participar en su evaluación.
El reconocimiento de la labor del tutor apenas ha ido más allá de su reconocimiento como una función de gestión clínica y de la necesidad de proporcionarles formación específica. La futura publicación de los nuevos reglamentos autonómicos que desarrollen la figura del tutor puede que incremente este reconocimiento. Por otra parte, el desarrollo de la formación troncal es probable que suponga nuevos retos y trabajo añadido para los tutores.
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