El siglo XIX es catastrófico para España que le inicia con la categoría de Gran Potencia Mundial y le termina como una Potencia Secundaria y al borde de la desintegración.
La presión imperialista de los Estados Unidos ensombrece el horizonte de España en Cuba, Puerto Rico y Filipinas, que durante el Gobierno de la Regente María Cristina Habsburgo-Lorena, madre de Alfonso XIII aprovechando la explosión, por descuido de su propio comandante, del acorazado, el �Maine�, de los Estados Unidos, iniciaron una guerra contra España, injusta, por la que después del Tratado de París de 1898, España perdía el resto de sus Colonias de Ultramar, es decir, Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
Alfonso XIII desde su mayoría de edad 1902, tiene que hacer frente a los sucesos producidos en el Protectorado Español durante la guerra de África, y sufrir, entre otras, la crisis marroquí con el desastre del Barranco del Lobo 1909, Annual 1921 y Alhucemas, 1925, y mientras tanto, atender la marcha de la Primera Guerra Mundial, 1914, en la que España se mantuvo neutral, pero por su intensa actividad de ayuda y participación, fue objeto del respeto de todos los Estados implicados y también de obtener un periodo de riqueza y prosperidad económica para España.
La moneda circulante de este periodo, corresponde al Sistema Decimal con su unidad la Peseta; en América se sigue recordando el Real de a Ocho, la divisa de plata española y su referente en el comercio exterior, así como a su divisa en oro, la Onza, y más tarde, al DURO de plata español, así como al comportamiento de la moneda de papel, el billete, en el comercio exterior después de la Primera Guerra Mundial, en la que sustituyó a la moneda circulante de oro y después de la Segunda Guerra Mundial, el billete también sustituyó a la moneda de plata. Ocupando definitivamente, el billete, el lugar que hasta ahora habían ocupado el oro y la plata.
El billete, conocido y en uso en España desde el siglo XVIII, es sin embargo, en este periodo cuando se impone definitivamente como medio de pago en el comercio exterior.
El siglo XIX, significó para España, el final de una etapa monetaria y el comienzo de otra nueva, fundamental para la moneda actual.
La revisión de la moneda española, iniciada a comienzos del siglo XIX, contó con la influencia europea francesa y se ajustó al Sistema Decimal, Peseta- Franco de la Unión Monetaria Latina, 23-XII- 1865.
Los reinados de Alfonso XII y Alfonso XIII consolidaron definitivamente el uso en el comercio exterior de la moneda de papel, billete, conocida desde el siglo XVIII, y el abandono del numerario áureo anterior a 1868 que seguía circulando en el comercio.
Alfonso XII vinculó la monarquía de la Restauración al Gobierno de la Reina, Isabel II, en la que se apoya, y convierte su reinado en el nexo que une el pasado monárquico con el futuro de España.
La impronta monetaria de esta época, evoluciona con la idea de que la restauración es un sistema político que nacía del legitimismo monárquico ; y aunque por Decreto 20-VIII-1876, se consolidó por primera vez, en la práctica, el bimetalismo teórico del sistema de la Peseta, no será aceptado hasta que Alfonso XIII en 1891 emita la moneda de oro de 20 pesetas, que era el valor en este metal propuesto por la Unión Monetaria Latina y la moneda que permitió en febrero de ese mismo año, después de rechazar la moneda de oro de 25 pesetas de Alfonso XII, firmar un Convenio con Francia para establecer, el curso legal en España y en Francia de las monedas de 20 pesetas, y de 20 francos.
En 1925 España se incorporó al uso de aleaciones modernas para la emisión de divisores, con dos acuñaciones en cuproníquel, para monedas con valor de 0,25 céntimos, una emisión en 1925 y la otra en 1927.
Los billetes de la Guerra del Rif, pertenecían a las tropas españolas derrotadas por el rebelde Abd-el-Krim, entre 1921-1925 en Annual.
La Primera Guerra Mundial, terminó con la circulación de la moneda de oro, y la Segunda Guerra Mundial con la moneda de plata.
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