En el modelo legalista, la Policía no es más que un Cuerpo organizado para hacer cumplir la ley. La ley resulta ser una base indispensable para la convivencia; sin embargo, al policía de calle se le presentan a diario multitud de situaciones que exigen respuesta inmediata, pero para las cuales la norma no se pronuncia; en el modelo legalista, el policía tiene en este caso escasas posibilidades de actuación. Parecía evidente que hacía falta algo más que el cumplimiento estricto de la ley para llevar la tranquilidad a los ciudadanos. Las diversas estrategias que se fueron proponiendo, para superar el modelo legalista, se pueden clasificar en tres grandes grupos, si bien es cierto que en sus formulaciones originales no aparecen en el estado puro que a continuación se indica, sino conteniendo elementos cruzados, cada una respecto a las demás.
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