Bilal Al-Nawas, Albrecht Ziegler
Los principios activos con actividad antimicrobiana, es decir, los antibióticos, ejercen una toxicidad selectiva sobre las bacterias interfiriendo en estructuras de las que carecen las células de los animales homeotermos o aprovechando las diferencias existentes entre los micro-organismos y los macroorganismos en la biosíntesis proteica, la síntesis del ácido fólico o en la replicación del material genético. La penicilina V ha dejado de ser el antibiótico de elección para dar paso a la aminopicilina, en general en combinación con un inhibidor de la ß-lactamasa, debido a que muchos de los gérmenes patógenos implicados en las infecciones dentales se han vuelto resistentes a la penicilina. En caso de alergia a la penicilina se puede administrar clindamicina o un antibiótico macrólido como alternativa. Todo tratamiento antibiótico lleva asociado el riesgo de alterar la flora intestinal o la flora vaginal. Casi todas las intervenciones odontológicas se acompañan de una bacteriemia transitoria. Por este motivo se debe administrar una profilaxis antiinfecciosa a todos los pacientes con inmunodepresión, ya sea patológica, ya sea secundaria a una supresión farmacológica del sistema inmunitario.
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