Las carreras de larga distancia o de fondo son actividades físicas en donde se presenta una alta generación de calor como producto del intenso metabolismo que los músculos deben desarrollar para mantener su actividad contráctil durante el tiempo que sean requeridos. Para la disipación del calor generado se utilizan varios mecanismos, entre ellos: la radiación, la conducción, la convección y la evaporación del sudor sobre la piel del atleta. Este último mecanismo de refrigeración adquiere una importancia crucial cuando la temperatura ambiental y/o la generación de calor por el organismo son elevadas. El agua utilizada en forma de sudor para la termorregulación proviene de los diferentes compartimentos hídricos del organismo, de modo que, al recurrirse a este mecanismo de control de la temperatura, se provocará un déficit hídrico y una serie de desajustes del normal equilibrio orgánico.
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