La literatura artúrica exhibe, por lo general, no sólo una visión patriarcal de las relaciones sociales, políticas y amorosas sino también una perspectiva masculinista de los personajes. Esta representación narrativa resalta el poder, protagonismo y virilidad de los héroes masculinos y, en contrapartida, la fragilidad y pasividad de los personajes femeninos. Este convencional patrón narrativo, no obstante, es reinventado y reformulado en el libro de caballerías Historia de los invictos y magnánimos caballeros don Cristalián de España, Príncipe de Trapisonda, y del Infante Lucescanio su hermano, hijos del famosísimo Emperador Lindedel de Trapisonda, compuesto en castellano por la autora Beatriz Bernal y publicado en 1545 en Valladolid. Este artículo estudia algunas de las estrategias utilizadas por la autora vallisoletana para componer un texto que desafía y se distancia de los modelos artúricos vigentes, ofreciendo al lector un mundo caballeresco sin géneros.
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