El uso frecuente de las falsas creencias como tareas que permiten conocer el nivel de comprensión que los niños tienen de la mente de los otros, ha recibido importantes críticas (Bloom & German, 2000). Nuevas alternativas metodológicas surgieron en los años ochenta del siglo XX (p.e., Chandler, Frtiz & Hala, 1989), con el fin de comprobar que los niños, a través de la capacidad genuina de engañar, demuestran que pueden no sólo tomar la perspectiva del otro, sino producir estados mentales. El debate es vigente (Newton, Reddy & Bull, 2000; Reddy, 2008) aunque ha tomado rumbos diferentes, tanto desde el punto de vista metodológico como teórico. El artículo busca recrear este debate y demostrar cómo ciertas metodologías han impedido ver claramente el desarrollo mental en la primera infancia.
The frequent use of false beliefs, as tasks that account for the level of understanding that children have the mind of others, has received significant criticism (Bloom & German, 2000).New methodological alternatives emerged in the 80´s (e.g., Chandler, Fritz & Hala, 1989) in order to ensure that children through genuine capacity to deceive, demonstrating a level of understanding of the mind of others. Currently, the debate is in force (Newton, Reddy & Bull, 2000; Reddy, 2008) but has taken different paths. The article tries to recreate this debate and show that the methodologies used so far have prevented significant mental abilities study in children under 3 years.
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