El presente artículo analiza algunas de la implicaciones religiosas de la famosa controversia sobre la licitud o ilicitud del teatro, en el siglo XVII y en la ciudad de Valencia, a partir de un episodio protagonizado por don Luis Crespí de Borja, fundador del Oratorio de San Felipe Neri en tierras valencianas y consumado azote de las comedias, cuyo posicionamiento en este particular valdría a los oratorianos la persecución por parte de otros sectores eclesiásticos partidarios del arte escénico.
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