El debate metodológico en economía ha sido orientado durante los años 40, 50 y 60 del pasado siglo por el pensamiento de Karl Popper. Sin embargo, las críticas que se han dirigido a la postura falsacionista, así como las dificultades especiales que presenta la economía para su aplicación, han precipitado a muchos metodólogos de la economía a defender concepciones relativistas y escépticas. En un esfuerzo por escapar a la seducción del posmodernismo, un grupo de metodólogos de la economía intenta recobrar dos versiones diferentes y menos conocidas del pensamiento de Popper: el racionalismo crítico y su lógica de la situación. De esta manera, creen ellos, pueden eludir a la vez el falsacionismo y el relativismo. El propósito de este artículo es mostrar: 1) que aunque es verdad que el racionalismo crítico representa una postura diferente a la falsacionista, no se puede desligar por completo uno del otro, ni defender al primero sin hacerse cargo del segundo. Cuando se lo intenta, se culmina propiciando una postura poco menos que vacía; 2) que la lógica de la situación, en cambio, es utilizable con provecho en ciencias sociales, y permite efectuar un examen de la concepción racionalista crítica y mostrar sus debilidades y limitaciones.
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