La experiencia política de la II República española dio lugar a la construcción, por parte de la derecha fascista, tradicionalista y ultracatólica, de una imagen fabulada de la Nación. De acuerdo con tal imagen, la Nación estaría amenazada por una heterogénea gama de agentes invasores y nocivos que asediaban su unidad y su fortaleza. En tales circunstancias, la Nación agredida precisaba, para lograr su completa regeneración, del concurso de aquellos hombres que mejor defendían los más puros valores del espíritu nacional. Pero también un nuevo modelo de mujer regenerada y patriótica jugaría un destacado papel. En los años previos a la Guerra Civil las distintas expresiones de la extrema derecha que convivieron en el seno de la II República procedieron a la redefinición y politización del modelo de feminidad que se había forjado en España a lo largo del siglo XIX. Como dignas hijas de la emblemática Isabel I de Castilla, las «verdaderas mujeres españolas» fueron llamadas a convertirse en las «capitanas» de una Cruzada. La mencionada Cruzada se dirigía, por una parte, a acabar con los enemigos de España, y por otra, a asentar las bases culturales, místicas y políticas sobre las que se llevaría a cabo la definitiva regeneración de la Nación y la raza hispanas.
The political experience of the Second Spanish Republic led to the construction, on the part of the fascist, traditionalist and ultra catholic right, of a dreamed image of the Nation. In accordance with such an image, the Nation would be threatened by a di- verse range of harmful and invading agents that weakened its past unity and strength.
In such circumstances, the menaced Nation needed to achieve its complete regenera- tion, with the help of men who best defended the purest values of the National Spirit.
But also a new model of regenerated and patriotic women would play a prominent role in this main purpose. During the immediate previous years to the outbreak of the Civil War, the various kinds of the extreme right that coexisted and expanded their influence in the middle of the political experience of the Second Republic proceeded to the redefinition and politicization of the model of femininity that had been forged in Spain over the nineteenth century. As worthy daughters of emblematic Isabel of Castile, "true Spanish women" were called to become the "captains" of a true Cru- sade. The above-mentioned Crusade was headed, on the one hand, to put an end to the enemies of Spain, and on the other, to lay the cultural, political and mystical founda- tions that would make possible the final regeneration of the Spanish Nation and the Hispanic Race.
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