Australia es un poder regional con metas globales. Esta es la máxima que ha repetido el primer ministro Kevin Rudd en sus dos primeros años de gobierno. De cara a la consecución de este objetivo, la relación con EEUU se ha hecho fundamental, buscando con ella trascender tanto el simple bi lateralismo, como la agenda de cortas miras que caracterizó al binomio Bush-Howard, para crear así una agenda más extensa, que considera cuestiones económicas, políticas y de seguridad.
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