En este artículo se hace un análisis del proceso de evaluación como un instrumento para mejorar los sistemas e incidir en las políticas orientadas a la valoración y cambio de las realidades educativas en las personas con más posibilidades de abandono y fracaso escolar. Se destacan sus ventajas en la construcción de referentes analíticos de la realidad educativa y su potencial como herramienta para elaborar marcos de acción dirigidos a mejorar la calidad y promover la inclusión. Asimismo, se enfatiza su capacidad para contribuir al diseño de estrategias destinadas al logro de la equidad y a una toma de decisiones que reconozca las necesidades de aprendizaje en la particularidad de los grupos, especialmente de aquellos que están conformados por poblaciones cada vez más diversas.
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