La movilidad viaria soporta un porcentaje muy elevado de la movilidad total, la carretera continúa siendo el único transporte capaz de cubrir cualquier tipo de demanda, pero el marco actual obliga a dirigir los esfuerzos hacia la optimización de las infraestructuras existentes y a la necesidad de presentar nuevas propuestas de gestión.
El �Pago por Uso� puede consolidarse entre esas propuestas como un nuevo modelo de gestión. El cobro por el uso de infraestructuras es una práctica cada vez más común en la Unión Europea. El objetivo de estos sistemas de cobro es prioritariamente financiar la infraestructura, consiguiendo un desarrollo equilibrado y sostenible de las redes de transporte; si bien cuando no es sea posible aumentar la capacidad de la misma, el cobro puede ayudar además a optimizar el tráfico. En estos sistemas de tarificación las tasas pueden modularse para tener en cuenta el impacto ambiental o los riesgos de congestión por ejemplo.
Así pues el �Pago por Uso� se presenta como una nueva alternativa a los modelos de gestión de las infraestructuras viarias españolas y a la vez como un reto a nivel tecnológico, económico, logístico y social, en este punto la pregunta es ¿Estamos preparados para afrontar el reto?
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