La despoblación rural en España es un fenómeno bien documentado: según el INE, en los últimos 50 años los habitantes del medio rural español han bajado un 25%, y entre 1976 y la actualidad el porcentaje de la población activa que trabaja en la agricultura ha pasado de un 22% a un 4%. Para frenar y revertir esta tendencia es necesario fomentar nuevos motores de desarrollo sostenible en las zonas rurales. Lo adecuado sería que las administraciones públicas lo hicieran de manera decidida y coordinada. Sin embargo, en demasiados casos recurren a grandes proyectos del sector privado que, por lo general, tienen un gran impacto ambiental.
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