La propuesta de reforma de los requisitos de recursos propios de las entidades de crédito elaborada por el Comité de Basilea tendrá efectos beneficiosos sobre la estabilidad financiera en el medio plazo aunque a corto puede alterar la función de financiación de las entidades y, por consiguiente, las pautas de financiación de la economía. Para tratar de optimizar sus efectos, se deben calibrar los elementos más restrictivos de las nuevas normas y complementarlas con reformas en otros ámbitos, como la titulización de activos, la educación financiera o el acceso de las pequeñas y medianas empresas a mercados alternativos, que consigan incrementar la capacidad de los mercados de valores para canalizar los flujos financieros de la economía.
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