A pesar de su nombre etéreo, el concepto es, a grandes rasgos, bastante simple. En lugar de tener programas instalados en sus propios ordenadores, la compañía adquiere acceso a software sobre ordenadores operados por un tercero. Lo típico es que se acceda al software por Internet, utilizando solamente un navegador de Web. En la medida en la que el rendimiento del software sea el adecuado, no importa dónde está situado el sistema que tiene el programa. Están "por ahí, en alguna parte", en la "nube" de Internet. La tecnología en nube promete una enorme cantidad de beneficios -incluyendo ahorro de costes en infraestructura tecnológica y actualizaciones más veloces del software- a los usuarios de una amplia gama de empresas. Un panel de expertos convocado por la Escuela de Negocios Wharton analizó el significado y las posibilidades de este revolucionario concepto.
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