La práctica legislativa actual, arrastrada desde los primeros años del actual periodo democrático, se caracteriza tanto por una desmedida voragine legislativa como por la temporalidad de las normas. En concreto, la Ley 2/2001, de Ordenación Territorial y Régimen Urbanístico del Suelo de Cantabria se caracteriza por haber sufrido un total de doce reformas, es decir más que años de vigencia; la mayoría de las cuales fueron introducidas por leyes de contenido fiscal y financiero y en muy pocos casos mediante disposiciones de carácter específico.
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