Aunque se trata de una cuestión muy controvertida, indudablemente existen determinadas patologías dermatológicas que constituyen verdaderas urgencias; en algunas de ellas, la piel es un órgano afectado de forma predominante (como por ejemplo, en las enfermedades ampollosas), mientras que en otras, las manifestaciones cutáneas constituyen la clave diagnóstica de un proceso sistématico subyacente grave e incluso letal (como la sepsis meningocócica), de tal forma que la identificación precoz y el tratamiento temprano y adecuado de estos procesos puede mejorar el pronóstico fatal de estos pacientes.
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